El Cascanueces es, junto con La bella durmiente y El lago de los Cisnes, el ballet más célebre de Tchaikovsky. Se estrenó en diciembre de 1892 en el legendario teatro Mariinskii de San Petersburgo, bajo la coreografía original de Lev Ivanov y libreto de Marius Petipa.
La historia se inspira en el célebre cuento de Ernst Theodor Amadeus Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones, aunque el argumento que dio vida al ballet de Tchaikovsky procede de la adaptación que Alejandro Dumas (padre) escribiera de aquel texto.

Los juguetes cobran vida
¡Cuántas veces hemos deseado de pequeños que nuestros juguetes cobrasen vida! Ese deseo, en El Cascanueces, se hace realidad... aunque sea en sueños.
La trama se sitúa en Alemania, en casa del respetable juez Stahlbaum, en Nochebuena. El matrimonio y sus hijos –Clara, Luisa y Fritz– reciben la visita de sus familiares, entre ellos el viejo Drosselmayer, un solterón excéntrico y aficionado a la magia. Éste trae a Clara un regalo muy especial: un soldadito de madera provisto de una gran cabeza y fuertes dientes para cascar nueces.
Fascinada con su nuevo juguete, la niña se queda dormida abrazada a él. En mitad de la noche, los juguetes cobran vida: los soldaditos de plomo empiezan a desfilar, un arlequín y una colombina bailan alegres... pero, de pronto, salen también de la oscuridad el rey de los ratones con sus inmundas huestes, y acosan a Clara.
Se desencadena una batalla entre los ratones y los soldados, liderados por el Cascanueces. Concluida la lucha con la derrota de los ratones, el cascanueces se transforma en un apuesto príncipe que invita a Clara a emprender un viaje fantástico por un bosque nevado hasta el País de los Dulces...

El recuerdo de un dulce sueño
Después de vivir fantásticas aventuras y de conocer a extraordinarios personajes, todo se desvanece y Clara despierta en su casa con el juguete entre sus brazos y el recuerdo de un dulce sueño.
El Cascanueces es una fábula sobre la añoranza por la infancia perdida y el contraste entre la realidad del mundo de los adultos y el mundo fantástico de los niños. Su colorido, la extraordinaria imaginación que desbordan los personajes y las aventuras que protagonizan, además de la inolvidable música de Tchaikovsky, lo ha convertido en uno de los ballet más representados en todo el mundo, especialmente en estas fechas navideñas.