Tchaikovsky y El Ballet Estatal Ruso
EL LAGO DE LOS CISNES: UN CLÁSICO INMORTAL
La compañía del Ballet Estatal Ruso nos presenta la que probablemente sea la obra de ballet más famosa de todos los tiempos. Su estreno en el teatro Bolshoi de Moscú resultó decepcionante y Tchaikovsky decidió alejarse de este estilo de música. Sin embargo, años más tarde escribiría La bella durmiente y El Cascanueces.
Tchaikovsky (1840-1893) nunca había compuesto música para ballet antes de El lago de los cisnes. Se trató de una propuesta que le hicieron los Teatros Imperiales de Moscú y que aceptó porque, según confesó a su amigo y colega Nikolai Rimsky-Korsakov, “necesitaba dinero y hacía tiempo que deseaba tratar de componer música de ese tipo”. El ballet se estrenó en 1877, con libreto de Vladimir Begichev y Vassily Geltzer, pero el éxito no le llegaría hasta 1895, a través de una versión magistral en la que tuvo mucho que ver el maestro de ballet, bailarín y gran coreógrafo Marius Petipa. Un éxito que Tchaikovsky no llegaría a ver, pues había fallecido dos años antes.
Modelo de cuento de hadas
Esta obra cumbre del ballet clásico nos sumerge en un inolvidable cuento donde se narra la historia de amor imposible entre el príncipe Sigfrido y Odette, una joven reina convertida en cisne junto a toda su corte por el hechizo del malvado brujo Von Rothbart. Un modelo de cuento de hadas.
Para componer la obra, Tchaikovsky se valió de fragmentos de otras: un ballet basado en una leyenda alemana (de donde procede el nombre) y pasajes remodelados de sus óperas Odina y La Voyevoda.

La trama
El lago de los cisnes comienza en un jardín del castillo del príncipe Sigfrido, donde éste celebra su cumpleaños con sus amigos. La reina llega a la fiesta para recordarle a su hijo que ya es hora de escoger esposa y que, con ese propósito, le ha preparado una fiesta al día siguiente, a la acudirán jóvenes muchachas. Sigfrido no irá a la fiesta y se marchará de caza con sus amigos.
Al día siguiente, ya de caza, en el bosque, cerca del lago, comienzan a salir de las aguas unos cisnes que se van convirtiendo en hermosas jóvenes. Sigfrido se dispone a disparar con su ballesta hacia los cisnes cuando aparece su Odette. Ella le cuenta que fue transformada en cisne junto con sus compañeras por el malvado mago Rothbart, que vuelven a su forma humana solamente por la noche y que el hechizo solo puede romperlo quien le jure amor eterno. En ese momento aparecerá Rothbart, quien hace que las jóvenes vuelvan a convertirse en cisnes para evitar que el príncipe rompa el hechizo. Antes de que se marche Odette, Sigfrido le pide a ésta que asista al baile que tendrá lugar en su castillo la noche siguiente. Odette se aleja convertida en cisne.
Las jóvenes casaderas se presentan en la fiesta del castillo y la reina le pide a Sigfrido que elija esposa. Él se niega, solo piensa en Odette. En ese momento el maestro de ceremonias anuncia la llegada de un noble desconocido y su hija. Es el barón Rothbart que llega a la fiesta con su hija Odile. El príncipe, hechizado por el mago, cree ver a Odette en Odile y la escoge como su esposa. Rothbart se descubre y muestra a Odette a lo lejos. Sigfrido se da cuenta de su terrible error y corre desesperado hacia el lago…

Una gran compañía

La versión que presenta el Ballet Estatal Ruso conjuga brillantemente la gran belleza del cuento y la armonía musical del más puro romanticismo de Tchaikovsky. Con una impresionante coreografía del también bailarín Alexei Fadeechev, se producen momentos en que las bailarinas que rodean a Odette parecen verdaderos cisnes capaces de embrujar al espectador con la delicadeza de sus movimientos.
Más de 40 bailarines y bailarinas surcan el escenario para dar vida a esta obra que se ha convertido en sinónimo de gran ballet, uno de esos espectáculos que vale la pena ver aunque sea una vez en la vida.