AFUERA ES UN LUGAR ABRE UNA VENTANA AL MUNDO A LOS MÁS PEQUEÑOS

Partiendo de la dura experiencia que supone la estancia de un niño en prisión, la compañía ‘Arena en los Bolsillos’ afronta esta realidad desde la importancia de la libertad y la curiosidad por el exterior.

Afuera es un lugar es el segundo espectáculo de la compañía ‘Arena en los Bolsillos’, especializada en el trabajo para la primera infancia, y en él se continúa en la línea de acompañar a los más pequeños en el despertar de sus sentidos, en esta ocasión con el duro trasfondo de las experiencias vividas por la infancia en prisión.

Se trata de un tema sumamente complejo, partiendo de la situación de que en todo el mundo existen prisiones donde madres junto a sus bebés comparten el castigo de carecer de libertad. A partir de ahí surgen múltiples disyuntivas, como que el bebé nazca en prisión o que ingrese en ella a posteriori junto a su madre, las opciones de que ese niño pueda estar en libertad, la edad hasta la cual pueden permanecer allí...

Debido a todo ello, el planteamiento que ‘Arena en los Bolsillos’ hizo al enfocar este proyecto teatral fue el de centrarse en aquellos aspectos comunes que vive cualquier niño que transcurre sus primeros meses o años de vida dentro de un espacio hermético y violento como es una cárcel, y cómo transcurren sus primeras experiencias en el exterior.

El derecho del niño a su libertad
En este sentido valoraron que, junto al derecho de una madre de tener a su hijo a su lado, éste tiene también derecho a su libertad, a disponer de facilidades para normalizar su vida, a estar sano, a aprender y a desarrollar su curiosidad, su entusiasmo y su autonomía.

Como tal, cabe destacar la importancia de los centros infantiles que suelen existir en los penales con el fin de paliar las posibles carencias de estos niños, así como las actividades de organizaciones independientes que trabajan con este colectivo, organizando salidas vacacionales o de fin de semana con los pequeños para que conozcan entornos cotidianos para el resto de los niños, tanto de ocio como de otros ámbitos, por ejemplo un parque, un supermercado o la playa. Unas salidas que se realizan siempre con el consentimiento de la madre para quien, pese a la dificultad de la separación, entiende el bien que hace a su hijo permitiéndole conocer el exterior.

Es en este punto donde comienza el espectáculo Afuera es un Lugar, en esa primera separación alentada por la madre que para el niño supone un viaje maravilloso por una realidad hasta ese momento desconocida para él.

Dejarse llevar por la curiosidad
Mediante una escenografía compuesta de diferentes piezas a modo de rocas, la historia comienza en un espacio pequeño y estrecho, con una ventana, donde madre e hijo conviven. Partiendo de este punto, la madre anima al pequeño a salir al exterior y descubrir el mundo, algo que deberá hacer él solo, de manera que le infunde la curiosidad hablándole del mar, del viento, de la tierra...

Poco a poco, el niño descubre la hierba y las flores, el nacimiento de un río y un acantilado desde el que observa ballenas hasta llegar a la cima de una montaña, donde se asombra con el viento y las nubes. Cada paso, pues, supone un nuevo descubrimiento para el protagonista, que se deja llevar por la curiosidad que le provoca cada sensación.

Todo ello a través de un espectáculo que está representado en su totalidad por dos actores, junto con las marionetas que representan a la madre y al hijo, protagonista de la historia, situados todos en ese espacio de rocas que, según se va mostrando poco a poco, forman parte de un solo elemento, una gran montaña. También la música, una banda sonora original, tiene una gran importancia en la historia, pues está compuesta por una rica gama de sonidos, silencios y música que acompañan y guían las escenas.

En definitiva, Afuera es un Lugar nos muestra cómo “la pequeña ventana resultó ser una gran puerta al mundo. Tras el primer paso, la curiosidad se hizo dueña de sus pies, y la propia senda fue su mejor compañía”.