DE TODO CORAZÓN CONVIERTE A LOS MÁS PEQUEÑOS EN TEMPRANOS ESPECTADORES

El objetivo de este espectáculo de Teatro Paraíso es que los niños se inicien en el teatro adentrándose en él como en un “mundo mágico” que les transmitirá nuevas experiencias y les permitirá explorar sus propios sentimientos. Todo ello dirigidos por los actores desde la misma entrada en la función hasta la propia salida, al sonido del violín.

Teatro Paraíso se propone como reto iniciar a los más pequeños en el teatro y convertirlos en tempranos espectadores con su nuevo espectáculo, De todo corazón. Para ello ponen un muy especial cuidado en las condiciones en las que se desarrolla la representación ya desde su comienzo, de modo que cuando los niños llegan a la sala son recibidos por la actriz, por la flautista y por la violinista, que les acompañan en el camino de entrada al “mundo mágico” dándoles la bienvenida con su sonrisa y con su música.

En ese momento y delante de los niños la actriz empieza a caracterizarse como payaso, lo que constituye un momento de gran delicadeza, y es a partir de entonces cuando comienza la gran aventura del teatro, para atracción de los pequeños.

Así, en un pequeño decorado de colores brillantes se desarrolla la historia de un payaso y un pájaro que nacen del mismo huevo. Cómplices, pues, como dos gemelos, viven juntos pequeñas aventuras durante las cuales exploran sus propios sentimientos, desde la ternura a la codicia y desde el miedo a la alegría.

El espectáculo se desarrolla bajo una gran sutileza que transporta a los niños a un universo poético por el cual navegan con total confianza y admiración. Todo ello hasta que la actuación llega a su final y, por tanto, llega también el momento de “regresar”, la hora de la despedida. Y la obra termina casi como empezó, con el payaso conduciendo a los pequeños hacia la salida, acompañándoles en su viaje de vuelta mientras suena el violín.

De todo corazón está dirigido a un público familiar y, especialmente, a niños de entre dos y cinco años, a quienes dirigirán las intérpretes, el clown Rosa A. García –también autora de la obra- y la violinista Meggy Khabourdzania. Todo ello bajo la dirección de Tomás Fernández Alonso.