LA NUEVA DIMENSIÓN DE ‘EL SASTRECILLO VALIENTE’: UN CUENTO CONTADO DESDE LA SASTRERÍA DEL TEATRO

La versión para títeres del conocido relato de los hermanos Grimm vuelve a tratar temas como la importancia del conocimiento, las ideas y la creatividad por encima de la fuerza y la riqueza; pero, además, pone en escena el ambiente del departamento de sastrería en un teatro, enseñando acciones habituales del oficio.

La conocida historia de ‘El sastrecillo valiente’ adquiere una nueva dimensión de la mano de la compañía Etcétera, que parte de la obra musical compuesta para títeres por Tibor Harsányi en 1950, que versionaba el cuento de los hermanos Grimm, traducida al castellano por Felicia Sastre.

Para poner un poco al día la memoria, la historia cuenta cómo un sastrecillo mata de un golpe a siete moscas que le importunan y, sorprendido por su hazaña, se borda un cinturón con el lema: “Siete de un golpe”. Cerca de un palacio, la gente cree que se trata de siete hombres, de modo que el rey le encomienda salvar al reino de diferentes peligros y le ofrece, como recompensa, la mano de la princesa y la mitad del reino.

El espectáculo, dirigido por Enrique Lanz, aborda así temas como que el saber vale más que la fuerza y valores como la igualdad de género o la riqueza no material, aportada por el trabajo y el conocimiento. Además, se cuestiona la importancia de la fama y se acentúa la de las ideas, la creatividad y la imaginación.

La música, un elemento esencial

Crucial importancia tiene la música en este relato, muy amable al oído y aptar para niños y mayores. Se trata de una suite para ocho instrumentistas que, junto al narrador, van contando juntos la historia, épica y graciosa a partes iguales.

La melodía está compuesta para ser representada con marionetas, de modo que es muy descriptiva y permite seguir con gran facilidad las acciones, los cambios de escenarios y personajes, los estados de ánimo… encaminando el desarrollo de las diferentes acciones.

La sastrería de un teatro salta también a la escena

Y es que en este caso, además, hay otra historia dentro del relato original y es la del departamento de sastrería de un teatro, que cuenta su versión del cuento, a la vez que introduce a los niños en dicho ambiente y les enseña términos, instrumentos y acciones habituales del oficio. El objetivo es también, pues, dar a conocer aquellos oficios del teatro que son menos visibles para el público.

Para ello, se ponen en escena objetos propios de una sastrería, como patrones, maniquíes, agujas, planchas y tijeras. Y el sastrecillo se compone a partir de un trozo de tela ante la vista del público, la plancha se convierte en un jabalí, los bastidores de bordado en gigantes y patrones y tijeras conforman un gran unicornio. De este modo, sombras y proyecciones se ponen al servicio de la obra, ofreciendo una versión contemporánea del clásico cuento.

Además, trampantojos, juegos de planos, cambios de escalas, multiplicidad de espacios de juego, elementos que aparecen y desaparecen o se transmutan… Un buen número de trucos y curiosos giros que muestran una evolución asombrosa de los elementos que se produce ante la atenta mirada del público.

Nada es, al fin y al cabo, lo que parece, y todo se transforma mágicamente ante el espectador, provocando en él un estado de encantamiento sensorial. Porque con los distintos elementos se persigue crear un espectáculo que se convierta en una especie de goce estético, en el que la magia teatral, el humor y la temática, unidos a la música, provoquen momentos de diversión y reflexión para disfrutar en familia.