LOS DEMONIOS FAMILIARES VAN SALIENDO A LA LUZ EN EL LARGO VIAJE DEL DÍA HACIA LA NOCHE
El crudo y directo texto de Eugene O’Neill, reflejo de su propia familia, es versionado por Borja Ortiz de Gondra y dirigido por Juan José Alfonso para mostrar la lucha sin cuartel, a lo largo de un día de verano, entre cuatro seres humanos fascinantes, en la que cada uno busca en los demás al culpable de su propia vida, y que a pesar de todo están condenados a vivir juntos tratando de reavivar los rescoldos del amor pasado.
Agosto, 1912. Un nuevo día comienza en la residencia de la costa de James Tyrone, célebre actor de teatro, junto a su esposa, ama de casa que arrastra problemas de salud, y sus dos hijos. Pero lo que comienza como una plácida jornada de verano junto al mar irá convirtiéndose, poco a poco, en un combate descarnado, a medida que va avanzando la jornada y los demonios familiares van saliendo a la luz.
Desde el desayuno familiar y en lo que tarda el día en convertirse en noche, el espectador asiste al descubrimiento de los secretos que cada uno de los miembros guarda: sus adicciones, la mezcla de amor y rencor que se profesa los unos a los otros, y la forma en que cada uno busca al culpable de todo aquello que le ha ocurrido en su pasado. En suma, una lucha sin cuartel entre cuatro seres humanos fascinantes, condenados a vivir juntos tratando de reavivar los rescoldos del amor pasado.
Este, en resumen, el contenido de El largo viaje del día hacia la noche, de Eugene O’Neill, que llega al Teatro Auditorio bajo la versión de Borja Ortiz de Gondra y la dirección de Juan José Alfonso, de la mano del grupo Marquina. Una obra cuyo poder se centra en la potencia de la palabra. Y en la que los enfrentamientos dialécticos entre los personajes no solamente dibujan unas relaciones familiares convulsas, sino también el ambiente en el que la alta burguesía americana se movía a comienzos del siglo XX.
El texto, escrito por O’Neill un año antes de su muerte en 1940 y, según él mismo menciona en la dedicatoria, “escrita con lágrimas y sangre”, es una de las obras más poderosas, sinceras y llenas de fuerza del autor. Todo ello, quizá, procede del carácter autobiográfico que evidencian tanto los personajes como la trama, y que Ortiz de Gondra califica como “un caso especialmente agudo de padres e hijos incapaces de encontrar la manera de vivir juntos, pero igualmente imposibilitados para abandonarse”.
Un grupo de personajes con personalidad propiaEl equipo interpretativo, que se puede calificar de lujo, está formado por Mario Gas dando vida al cabeza de familia junto a Vicky Peña en el papel de su esposa Mary Cavan Tyrone, a Alberto Iglesias y Juan Díaz como sus hijos Jamie y Edmund, y a María Miguel como Cathleen, la criada.
Los personajes a los que dan vida poseen una gran fuerza que crece con los secretos que guardan en su interior. A James Tyrone, el abandono de su padre con diez años le convirtió en alguien con extrema preocupación por el dinero, algo que le supone el reproche constante de su mujer y sus hijos. En cuanto a su mujer, su sencillo encanto choca con su constante intención de esconder las manos y, con ello, alguna adicción. Son muchos los fantasmas que la acompañan y que la vencen cuando llega la noche.
Jamie Tyrone, el hijo mayor, es poco ambicioso y malgasta su dinero en alcohol y mujeres, lo que hace que aún no haya encontrado su lugar en el mundo. Y Edmund Tyrone, el pequeño, es un romántico y apasionado lector, también con una peligrosa adicción al alcohol, cuyo mundo se desploma cuando se entera que padece una enfermedad que le obligará a recluirse en un sanatorio al menos seis meses.
Destellos de realidad propia en réplicas y gestosCada uno de los miembros del clan familiar muestran una realidad propia, pero en la que el espectador termina por verse reflejado en algún momento, quizá en una réplica o en un gesto. Además, aunque la obra se refiere a un tipo de familia muy concreto, la americana de raíces irlandesas, O’Neill terminó por retratar un formato universal, en el que se busca el equilibrio a pesar de los claroscuros que cada uno va mostrando.
Para el director, nadie como O’Neill ha sabido relatar, a partir de su ámbito más íntimo y personal, los grandes enigmas del ser humano y su relación con el mundo. Y es por ello por lo que se hizo la elección de esta obra. Un clásico universal que consigue que cada uno de los personajes termine por enfrentarse, por sí mismo, a los grandes retos de su existencia.