La Viola Céltica centra el programa del concierto

SAVALL
VUELVE A CUENCA EN FORMATO TRÍO

Más que volver a Cuenca, Jordi Savall siempre ha estado aquí. En la década de los setenta era invitado por la Semana de Música Religiosa como paradigma de la nueva corriente interpretativa que se había abierto en Países Bajos. Las iglesias de San Miguel y San Pablo fueron sus escenarios. En esta ocasión, en el Auditorio, nos propone un recorrido por las tradiciones irlandesas y escocesas de Europa y América, en un recital titulado El Hombre y la Naturaleza.

Lo pudimos escuchar en recitales incluso fuera del marco del famoso festival conquense de música sacra, como fue un acto benéfico en San Pablo cuando, viola en brazo, sorprendió por su entrega y esa capacidad de emocionar que caracteriza a un gran maestro. Eso sería a finales de los años ochenta.

En 1994, exactamente el Martes Santo, inauguraba de facto el Teatro Auditorio que hoy le vuelve a acoger. Aquel fue uno de esos conciertos irrepetibles, con anécdotas incluidas y un Hesperión XX que sonaba bellísimo y exquisito. Volvió otras veces, siempre en el marco de la Semana de Música Religiosa. La última fue para el festival de 2004. Siempre con repertorios distintos, unas veces a cámara otras veces con grupo vocal, otras con el instrumental. Siempre distinto y siempre sorprendiendo.

Un repertorio de gran exigencia

En el recital que ahora celebra el Teatro Auditorio se vale de un trío para mostrarnos un repertorio para virtuosos, no solo en la digitación sobre todo en cuanto a exigencias tímbricas. Un repertorio aparentemente más cercano a la tradición que al academicismo pero que realmente encierra un estudio profundo y reposado de una música infrecuente, que se cantaba en la corte, la alcoba de la amante e incluso en la taberna, llena de expresividad y sentimiento. Una música que expresa y prolonga lo que no puede decir la palabra.
Una nueva oportunidad para dejarnos impresionar ante la belleza y el talento de los mejores intérpretes de la actualidad.