EL JURADO
SE ENFRENTA A UN CASO DE CORRUPCIÓNUn político acusado en un gran caso de corrupción. Un largo juicio sometido a una importante presión mediática. Y un jurado popular que tendrá que tomar una decisión: ¿culpable o inocente? El Jurado es un retrato de la sociedad española actual y del funcionamiento de nuestro sistema judicial.
El Jurado se cuestiona ese sistema judicial mediante una trama de corrupción política. Es un espectáculo teatral en el que la moral viciada de cada uno de sus componentes será puesta de manifiesto, analizada y cuestionada, con el propósito de que el público regrese a casa con un interrogante. No se trata sólo de denunciar la parcialidad de la justicia, sino de sembrar preguntas en cada uno de los espectadores, ¿Qué hubiera hecho yo? ¿Es justa la justicia?
La obra se sitúa dentro de la línea del teatro social ya apuntada por la compañía Avanti Teatro en anteriores producciones. Con texto original del autor Luis Felipe Blasco Vilches, bajo la dirección de Andrés Lima, está inspirado libremente en Doce hombres sin piedad, de Reginald Rose, aunque de ésta sólo conserve la estructura dramática y el suspense.
Nueve conocidos actoresUn gran elenco conocido en el mundo teatral y también en las series televisivas da vida a un jurado que durante largas jornadas, encerrados en una sala y alrededor de una mesa, trata de discernir si el acusado es o no culpable. Como explica el director, Andrés Lima, “la obra nos permite reflexionar sobre nuestro tiempo actual, sobre nosotros como sociedad”.
Desgraciadamente, la corrupción es un reflejo de lo que está ocurriendo en la sociedad española, por eso el texto responde a nuestra actualidad, por eso en este caso el acusado es un político presuntamente corrupto, y los miembros que habrán de decidir el veredicto son: un pequeño empresario, la madre de un parado, un fanático del fútbol, una activista de izquierdas, un maestro, una inmigrante nacionalizada, un ultraconservador, una cerebro fugado y un prejubilado, cada cual con sus criterios y también con sus prejuicios.
En esta reinvención del texto de Rose, nos encontramos nuevamente ante un jurado cuyos miembros tienen claro que el acusado es culpable, todos menos uno cuya duda irá derribando los argumentos de los demás.
A modo de thriller, la obra da varias vueltas de tuerca que aumentarán el suspense, jugando todo el tiempo con lo que el espectador sabe, lo que supone y lo que no se espera. A su vez, en El Jurado se pone sobre las tablas una pregunta que cada cual habrá de responder: ¿somos capaces de ejercer la misma justicia que exigimos?