Introducción
Fuenteovejuna, obra culmen de Antonio Gades, es ante todo una obra hermosísima, el último fruto de una gran madurez artística y personal. La sutil y conmovedora calidad de su materia no reside ni en sus valores estéticos –altísimos, por otra parte- ni en su espectacularidad, sino en la sencillez apabullante con que muestra la esencia de las cosas que quiere contar. Una esencia que sólo unos cuantos elegidos –como Gades en la danza o Peter Brook en el teatro- han sabido captar y expresar, casi siempre tras un largo camino no exento de dolorosas renuncias.
Esta pieza está basada en la comedia homónima de Lope de Vega, una obra dramática muy alejada de las fuentes que suelen inspirar los trabajos de danza española y de flamenco, incluidos los del propio coreógrafo. En ella, escrita entre 1612 y 1614 a partir de un hecho histórico publicado con anterioridad en la "Crónica de las tres Órdenes Militares" de Redes y Andrada, se cuenta cómo un pueblo entero de la alta Andalucía, Fuente Obejuna, se rebela contra los abusos perpetrados por un noble, el Comendador de la Orden de Calatrava Fernán Gómez de Guzmán, y acaba por ajusticiarlo. Cuando los Reyes, los católicos Isabel y Fernando, envían a un juez para esclarecer el caso, ni aun sometiendo a las peores torturas a los aldeanos logra que éstos denuncien al culpable, pues todos, con una sola voz, asumen la muerte del noble innoble y la responsabilidad de su destino.
Unos sentimientos de solidaridad que no podían dejar de tentar a un hombre de las ideas políticas y de las aspiraciones sociales de Antonio Gades quien, a propuesta del escritor y flamencólogo José Manuel Caballero Bonald, se decidió a asumir el proyecto. Gades logra que cada voz y cada cuerpo –y en numerosas ocasiones los coros de hombres y de mujeres funcionan como un solo cuerpo y una sola voz- utilice un lenguaje propio del mismo modo que los personajes de Lope utilizan las palabras y los versos que le son más afines.
Sinopsis
La acción tiene lugar en Fuenteovejuna, un pueblo de la provincia de Córdoba, y se inspira en un hecho realmente acaecido en el siglo XV en dicho enclave agrario andaluz.
El núcleo de la historia gira en torno a la lucha colectiva y solidaria de un pueblo contra la tiranía de un cacique, que en este caso está representado por la figura de Fernán Gómez, comendador de la orden de Calatrava y símbolo del despotismo y de los privilegios inamovibles de las clases dominantes andaluzas.
El pueblo asiste impotente a los abusos y a los excesos del citado comendador soberbio y lujurioso que quiere imponer su propia voluntad a todos los habitantes de Fuenteovejuna, empezando por el representante del pueblo y terminando por los jornaleros y los pastores. El comportamiento del comendador es el de un señor feudal con sus vasallos: ayudado por dos esbirros que le sirven de confidentes y de cómplices, ultraja a las muchachas del pueblo y se burla de sus maridos y de sus padres, exigiendo de ellos toda clase de impuestos y tributos.
Una de las víctimas del comendador es Laurencia, prometida de Frondoso, un pobre campesino. El día antes de su matrimonio, el comendador se encuentra con los dos jóvenes en el campo y trata de abusar de la muchacha. Frondoso la defiende, arriesgando su propia vida, y ambos logran huir. Pero más tarde, el comendador irrumpe con hombres armados en la fiesta de la boda y hace arrestar a los recién casados. Golpea a cuantos intentan oponérsele matando a algunos y enviando a otros a prisión. Luego conduce a Laurencia a su casa y abusa de ella ante los ojos de Frondoso que tiene las manos atadas. Laurencia logra huir y va a contarle a su padre –el representante del pueblo– la afrenta sufrida.
Cuando los habitantes del pueblo comprenden lo que ha sucedido, comienzan a armarse con sus herramientas de trabajo. Al final, todo el pueblo, con su representante a la cabeza, irrumpe en la casa del comendador y lo mata, liberando a Frondoso y dejando maltrechos a los dos esbirros. El pueblo sale a las calles al grito de ¡muerte a los tiranos! El epílogo del drama se centra en el proceso que se celebra para descubrir al culpable del homicidio del comendador.
El Juez se dirige al pueblo y el pueblo le responde según el siguiente diálogo:
¿Quién mató al comendador? / Fuenteovejuna, señor
¿Y quién es Fuenteovejuna? / Todos a una.
El juez comprende las razones del pueblo y nadie es declarado culpable. La justicia ha vencido.
(El último acto del proceso, tal como se ha descrito, ha quedado excluido de la adaptación para el ballet).