Dirección: Javier Hernández-Simón
Adaptación: Fernando Marías y Javier Hernández Simón
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo (AAI) / Ion Aníbal (AAI)
Escenografía: Ricardo Sánchez Cuerda
Diseño vestuario: Elda Noriega (AAPEE)
Dirección musical, composición y espacio sonoro: Álvaro Renedo
Reparto: Javier Gutiérrez, Pepa Pedroche, Yune Nogueiras, José Fernández, Fernando Huesca, Luis Bermejo, Raquel Varela, Jacobo Dicenta, Marta Gómez
Producción: GG Producción Escénica y Teatro del Nómada
Los Santos Inocentes, de Miguel Delibes, se nos presenta como un espejo en el que mirarnos.
Como sociedad.
Como individuos.
Y como todos los espejos, nos devuelve el reflejo de nuestro pasado para que podamos explicar nuestro presente.
La imagen a la que nos enfrenta es cruda, bella, salvaje...pero sobre todo profundamente humana...
Javier Hernández-Simón
SOBRE ESTA VERSIÓN DE LOS SANTOS INOCENTES
Los santos inocentes es una de las grandes novelas del siglo XX y su envergadura se agiganta ante el reto de transformarla en texto teatral.
Por intentar un resumen informal e incompleto: Delibes, en poco más de ciento cincuenta páginas, crea un universo tan sólido y veraz que a veces parece trascender a su autor, existir por encima de él e incluso a pesar de él. Habitan ahí personajes extraordinarios, gozosos, más vivos y complejos en cada nueva lectura, que surgen de una mirada lúcida e inmisericorde sobre la España de una época, que es también mirada sobre el ser humano, sobre el mundo y, sin duda lo principal, sobre la España de hoy. Todo ello a través de la palabra precisa que parece en cada línea inventar la literatura: quien leyó Los santos inocentes lo sabe.
El primer planteamiento tajante fue descartar la mera ilustración de la novela. Pareció más enriquecedor y excitante, también de mayor respeto para el original, desmontar párrafo a párrafo su asombrosa estructura para armarla de otra forma que viniera a contar lo mismo. Tarea compleja al tratarse de un texto de esta altura que, además, ha calado hondo en muchas generaciones de españoles; para resumirlo con sencillez gráfica: ¿dónde y de qué manera nos atrevíamos, en nuestra versión teatral, a escribir por primera vez las palabras Milana bonita?
La segunda decisión importante fue hablar de la España de hoy. Delibes no muestra en su novela circunstancias y personajes que fueron y ya no son. Al contrario: advierte que esas circunstancias y esos personajes nunca se acabaron de ir, siguen estando ahí, aunque sea con otras formas, aguardando la oportunidad de retornar con fuerza nueva. Los santos inocentes, que nadie caiga en la tentación de creer lo contrario, es una novela política en la cual Delibes se compromete con radical nitidez.
Por último, quisimos con toda premeditación apartar nuestra mirada de la legendaria película que Mario Camus filmó en 1984 sobre guion de Antonio Larreta, Manuel Matjí y él mismo, con la cual revolucionó las pantallas y las taquillas y fijó para siempre en la retina colectiva los nombres de Paco, el Bajo, y Azarías. Nuestra propuesta reinterpreta a los personajes desde la mirada de hoy y, en todo caso, desde la nuestra.
Hemos visto en Azarías rastros de héroe anómalo, un silencioso corazón grande y mucha lucidez en Régula, la maldad impune de Iván, que todo lo daña y todo lo hiere y todo lo quiere matar como si disputara una carrera frenética contra sí mismo... Paco, con su resignación férrea, es acaso el personaje de Los santos inocentes que más nos concierne. Paco, el Bajo es la pregunta y cada uno de nosotros es la respuesta.
Fernando Marías