Dirección: Luis Luque
Autor: Paco Becerra
Coreografía: Sharon Fridman
Composición musical: Luis Navarro
Diseño de iluminación: Juan Gómez-Cornejo
Diseño de vestuario: Almudena Rodríguez Huertas
Composición música original: Mariano Marín
Diseño de videoescena: Bruno Praena
Diseño de escenografía: Monica Boromello
Reparto: Alejo Sauras, Mina El Hammani, Julia Rubio, Omar Zaragoza, Jiaying Li, Alejandro Linares, Diego Rodríguez, Eduardo Mayo
Una coproducción del Festival de Mérida, Pentación y Teatro Español
NOTA DEL AUTOR
Siempre se ha dicho que el mito de Edipo es lo contrario a una historia exitosa del yo; que es el descubrimiento de que el saber conduce al fracaso; pero ¿y si no fuese así y lo que intenta decirnos el mito de Edipo es que quedarse solo y ciego es el mayor de los éxitos posibles?
Los indios mayas tenían un juego en el que los perdedores le cortaban la cabeza al capitán del equipo ganador. Sí, mucho antes de que apareciera la figura de Jesucristo, hubo un tiempo en el que perder la vida era ganarla, y el hecho de perder esa vida te convertía en un héroe. Posiblemente sea por esto que, cada vez, se dan menos ejemplos heroicos a nuestro alrededor, porque el hombre de antes, el mitológico, se sacrificaba a favor del mundo, mientras que el hombre de ahora, el contemporáneo, a lo que aspira es a que sea el mundo el que se sacrifique por él. El individuo antes que el planeta.
Una encuesta realizada, recientemente, en varios institutos, ha revelado que, tras la pregunta “¿Qué te gustaría ser de mayor?”, la mayoría de los estudiantes ha respondido “Famoso”. Cada vez más ególatras e individualistas, todos queremos ser populares y conocidos, pero ¿por haber cometido qué hazaña? ¿Por salvar millones de vidas, descubriendo la penicilina, como Alexander Fleming; por acortar la duración de la Segunda Guerra Mundial, inventado internet, como Alan Turing; o por conseguir tres mil seguidores de Instagram en tan sólo diez minutos? ¿Cuál es la proeza hoy en día: alcanzar la mayor popularidad posible mediante el menor esfuerzo o llevar a término, y con tenacidad, una empresa tras largo tiempo y numerosas dificultades?
Paco Bezerra
NOTA DEL DIRECTOR
Jesús de Nazaret marchó al desierto, durante cuarenta días, y, a su regreso, volvió con un mensaje que transformaría al mundo. Buda, en silencio, se sentó debajo de un árbol hasta que recibió una enseñanza, con la que iluminó al continente asiático. Moisés subió hasta una montaña, se encontró con Dios en la cima, y, al bajar, fundó una nueva sociedad ayudado de las tablas de la ley. Sí, para que alguien sea considerado un héroe ha de crear algo nuevo y próspero, pero, para hacer una cosa así, antes, ha de sacrificar una parte muy importante de sí mismo. Y es por este sacrificio que el héroe lo que tendría que despertarnos es compasión. Porque, en contra de su beneficio, decide sacrificar sus propias necesidades por el bien de una comunidad. La verdad siempre por encima del engaño y la mentira, aunque esa verdad te termine perjudicando. Pero, ¿quién es el valiente que, hoy, se atrevería a seguir luchando porque se sepa la verdad, aunque esa verdad le perjudique? ¿Quién es el valiente que, hoy, se atrevería a sacrificar sus privilegios por el bien de los demás? ¿Quién es el valiente que, hoy, se atrevería a ser Edipo?
Luis Luque