Las sonatas para flauta y continuo de Bach son un tesoro musical disfrutable desde la primera audición, incluso para el público menos acomodado al lenguaje bachiano. Y esto es así por la inmensa mina temática que excavan, por la riqueza de texturas y recursos instrumentales explorados, por la variedad de afectos que subyacen en su escritura, por el discurso palpable que se relata en ellas y por el hipnótico (y siempre coherente) virtuosismo que muestran.
Bach para dos trata de hacer presente, con medios humildes, la grandeza que encierra la música del Thomas Kantor de Leipzig. Tampoco Bach necesita más. La flauta de pico, “aparente” solista, asume, sin embargo, aquí, nuevos y diferentes papeles. El clave, por su parte, realiza todas las funciones musicales imaginables. Dos instrumentos, uno monódico y otro polifónico, se convierten en el medio idóneo para expresar la “música total” que Bach concebía. Y es que su producción camerística alcanza en estas obras una carga emocional tan sublime como aquellas de sus composiciones que suelen programarse en los grandes ciclos musicales pasiones, cantatas o conciertos.
Por su instrumentación y por el repertorio escogido, este concierto supone para el público medio la experimentación de lo que, probablemente, a su percepción resultan sonidos novedosos, pero asociados a ambientes lejanos en el tiempo. Ayudar a este conjunto de oyentes a conocer, identificar y profundizar en la música del Último Barroco es uno de los principales objetivos de este programa; impregnar al oyente de la estética bachiana y sin la cual no seríamos oyentes completos, es el otro. Quizá el experimentar las deliciosas e imborrables melodías que se escucharán será el recuerdo que se llevará el oyente medio de este concierto. Sumergirse en un verdadero discurso sonoro sostenido por la gran arquitectura retórico-musical de Bach es la sensación que el público iniciado saboreará con este programa. De este modo, este “Bach para dos” es, en realidad, en un “Bach para todos”.